(Spread)
David Mackenzie, 2009
Reparto: Ashton Kutcher (Nikki), Anne Heche (Samantha), Margarita Levieva (Heather), Rachel Blanchard (Emily), Sebastian Stan (Harry), Sonia Rockwell (Christina), Maria Conchita Alonso (Ingrid), Hart Bochner (Will).
Guión: Jason Hall; basado en un argumento de Jason Hall y Paul Kolsby.
A menudo nos quejamos de una película por lo que hay en ella de irreal, de soñado, de facilidades para el héroe. Al fin y al cabo, lo que ocurre es por decisión de un guionista, que suele ser más amable que el que redacta nuestras tristes existencias. Todos estos finales felices los llamamos hollywoodianos y a veces cansan. Pero Hollywood tambien se recrea en el detalle, en el realismo. La primera mitad de American Play-boy es casi documental y resulta deliciosa. Un joven guapísimo que se liga a las mujeres que quiere y vive de las que tienen dinero nos explica punto por punto que pasos hay que dar para convertirte en un mantenido. El tono es tremendamente cínico, porque si tienes calculado cada movimiento, entonces conquistar el corazón de una mujer no es sentimiento, es un truco barato que se aprende con paciencia.
American Play-boy, a pesar del comienzo, no es una comedia, resulta demasiado agria. Avanza a buen ritmo porque está llena de giros. No se trata de giros rocambolescos para epatar al espectador; son giros que me gustan porque vienen de la vida misma: nos sorprendemos de cómo reacciona cada personaje porque sabemos que somos así de extraños. Cuando la mujer rica descubre su infidelidad tiene una reacción extraordinaria. Pero es probable que muchos hiciéramos lo mismo. Cuando este cínico empedernido empieza a creer en algo con todo su corazón no sabemos si tiene guardada una carta. Estamos en vilo y eso es saber contar bien una historia.
El drama de este mantenido que yo llamaría gigoló, pero no play-boy, porque creo que el play-boy sí tiene dinero, consiste en que su medio de vida son sus relaciones sentimentales, por tanto, él es un objeto. Su sustento consiste en su corazón y no puede pagarse el lujo de amar él. Cuando se enamora, o cree que se enamora, sabe que está cambiando el registro por el de una historia “hollywoodiana” de modo que se dirige al público para explicarnos que la vida no consiste en la dura realidad, la gente, en sus vidas, imita las películas. Y de nuevo es capaz de tenernos en vilo calculando si sus sueños se harán realidad, o no.
La película me interesa por las cosas que plantea y por los velos que corre. Trata de pasar de puntillas sobre un aspecto de la vida bastante discutible: que mientras algunos sueldos pueden comprar personas, otros no dan para la fianza de una habitación en la que pueda empezar su vida una pareja de enamorados.
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